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08 de Marzo, 2010    agenda

Celebrando la desigualdad


Aquí estamos, festejando el Día Internacional de la Mujer. Por algún extraño motivo, y salvo honrosas excepciones, las dejamos a ellas en sus casas y nosotros nos quedamos más tranquilos en el trabajo. Porque eso parece esta celebración de la desigualdad, un homenaje -por otra parte- a una mera circunstancia biológica, como si a alguien se le aplaudiera por haber nacido en un lugar determinado o en una fecha concreta (¡cielos!, eso es el cumpleaños, retiro lo dicho). Y no se nos ocurre mejor forma de agasajarlas que dándoles un día de descanso. Pero ¿será que también las dejamos descansar en sus casas? ¿Que no nos plancharon hoy la ropa ni cocinaron, ni atendieron a los chicos que hoy tampoco tuvieron clases (para completar el mamarracho) en conmemoración de tan señalada efeméride, como si no hubiera suficientes hombres en las escuelas para "atender" la emergencia y que los niños no pierdan oooootro día de clases justo a menos de una semana de iniciado el año?

En definitiva, ¿no será que nos estamos festejando una vez más a nosotros mismos, en evocación de tiempos pasados, ordenados, cuando la mujer quedaba recluida en casa y el hombre descansaba de ella a lo largo de sus múltiples actividades cotidianas? Porque, si es por la mujer, no parece que haya mucho que celebrar. Como demuestra la nota que hice con el delegado del INADI en Misiones y que hoy se publicó en el diario Primera Edición, de la cual rescato aquí los puntos más importantes:

 

La desigualdad de género sigue
vigente, sobre todo en el trabajo

Pese a los notorios avances visibles en los últimos años en la materia, la discriminación de género es una cuenta insaldada en la sociedad argentina en general y en la misionera en particular. Así se desprende del Mapa de la Discriminación en Argentina, elaborado por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia

y el Racismo (INADI), en cuyo capítulo sobre nuestra provincia se refleja que 60,2% de las mujeres considera que fue discriminada “muchas” o “algunas” veces sólo por su condición biológica. Llamativamente, hay un porcentaje mayor de la población (64,8%) que visualizó alguna forma de discriminación contra mujeres por el hecho de serlo.

Aunque en términos absolutos sólo el 5,1% de las personas discriminadas reconoció haberlo sido exclusivamente por “ser mujer”, el resultado se amplía cuando se consulta en general sobre prácticas discriminatorias en su comunidad: ahí, el 26,2% de los encuestados considera que a las mujeres se las discrimina “mucho” o “bastante”.

A ello hay que agregar que, como plantea el titular del INADI Misiones, Mariano Antón, la discriminación de género “es transversal: cuando un hombre ve conculcado cualquiera de sus derechos, tiene mayores mecanismos de defensa o exigencia que la mujer; para ellas, la situación de discriminación se duplica”.

Y grafica con un ejemplo que, en mayor o menor medida, está instalado en el ideario colectivo misionero: “Existe la concepción de que si el hombre pelea por sus derechos es un ciudadano con fuertes convicciones, pero si lo hace una mujer es una loca o una desequilibrada o cualquier justificativo para que su reclamo no sea genuino, sino un malestar que ella tiene”.

A pesar de que prácticamente no recibe denuncias de mujeres que ven conculcados sus derechos por cuestiones de género, Antón confirma que la discriminación hacia las mujeres existe y es muy visible todavía en nuestro entorno, pese a los avances logrados. Y remarca que el ámbito laboral es donde más se verifica este fenómeno.

“En muchos aspectos la mujer está en imposibilidad de insertarse en el mercado laboral porque no se le garantizan las situaciones de ser madre, continuar su trabajo y cumplir los requisitos de lactancia, por ejemplo, pero también hay marcadas diferencias de salarios para los mismos cargos. Además hay una edad biológica de la mujer (aproximadamente el tiempo entre que se casa y que probablemente sea madre) que las empresas son reticentes a contratarlas. Y generalmente las jornadas de trabajo para las mujeres no llegan a ser completas: están en el mercado informal en un porcentaje más elevado que los hombres”, detalló.

 

“Muchas mujeres se autodiscriminan”

El delegado del INADI apuntó un curioso fenómeno que se registra en la provincia: no se reciben denuncias puntuales por discriminación de género. “Cuando llega la mujer, por ahí no reconoce que la discriminan por ese motivo y muchas veces somos nosotros los que llegamos a esa conclusión”, confirmó.

La ausencia de denuncias “por ahí se debe a que la propia mujer también cree que tiene un rol en la sociedad y lo acepta como válido, le cuesta comprender que el papel que tiene asignado no es correcto y lo puede pelear. En una palabra: se autodiscrimina”, advirtió Antón, quien se refirió a las denuncias por acoso sexual como los casos más gráficos de esto. “En realidad partimos de que si no fuese mujer no sufriría esa situación en su trabajo, pero a la mujer también le cuesta verlo, muchas creen que son ellas las que tienen que cambiar de actitud, que por ahí van mal vestidas, que llaman la atención… o sea, siempre la culpa es de la mujer”.

A ello se suma el “concepto cultural de que la mujer es más débil y tiene tareas históricamente asignadas y cuando sale a trabajar generalmente ocupa roles que son extensiones de lo que puede hacer en la casa: tareas de salud, educación, en la industria textil… pero muy difícilmente ocupa cargos dirigenciales”.

Un aspecto muy importante para Antón es que “en el sistema educativo, casi todos los libros de texto están manejados en lenguaje del género masculino y casi todos los parámetros y apreciaciones de formación están desde la visión masculina. Hay muchos estudios sobre el uso del lenguaje en la conformación de las pautas culturales y obviamente el uso del lenguaje se construye principalmente en la escuela”, planteó.

Algo similar ocurre en el ámbito de la salud, donde “percibimos como muy negativa la práctica de los efectores de salud (médicos, enfermeros) de usar el término ‘mamita' con las pacientes mujeres: en vez de reivindicarlas en un momento de debilidad, las ponen en inferioridad directa con el uso del lenguaje”, protestó.

En cambio, Antón se gratificó porque -salvo excepciones- los medios de comunicación en Misiones (el otro gran formador de pautas culturales de nuestro tiempo) “han

aprendido a usar el lenguaje correcto y hay una preocupación por ello, algo que no pasa en otras provincias. En Misiones las cuestiones sobre discriminación se abordan y

siempre hay una curiosidad por abordarlas correctamente. Eso lo vemos como muy positivo".

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publicado por gabardo a las 16:07 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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SOBRE MÍ
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Paco del Pino

Operario de la información y guerrillero de las letras.
Actualmente -como desde hace una década, ya ven- me desempeño en el diario Primera Edición, de Misiones (Argentina).
Co autor del libro "Sobre esta piedra", la biografía no oficial de Fernando Lugo antes de convertirse en Presidente de Paraguay y en Padre de la Patria y de sus múltiples bastardos.
Contacto: gabardo01@hotmail.com

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